Hace ya algún tiempo, en un artículo escrito por mi buen amigo de la blogosfera Francisco Andrés Piña Cabezas, entre los comentarios dejó la siguiente frase:
"Y porque en definitiva hay un ambiente...tenso...que si no fuera porque en España tenemos en la actualidad un clase media bastante fuerte(en la Segunda República no había clase media)...me atrevería a afirmar que aquí se hubiera liado otra "gorda"."
(el conflicto está servido)
Y no he podido sino acordarme de dicho comentario cuando empecé a ver las noticias sobre Tunez, Egipto, Yemen, Siria, Barhein... La inexistencia de clases medias, con una clase política dictatorial muy bien acomodada, ha provocado una generación de jóvenes descontentos, sin futuro, pero con mayor preparación de la que hayan tenido estos dictadores nunca. Entonces me acordé del título del segundo dísco de The Prodigy : Music for the Jilted Generation (Jilted se traduce por "dar calabazas"). Y quizá así se sentía esta generación de jóvenes árabes, como que la clase política de su país les había dado calabazas, abandonado a su suerte. Y eso debía cambiar.
Pero no sólo han sido los países árabes, con una clase política muy, pero que muy rica, y una clase trabajadora viviendo en el límite de la pobreza, donde esta "generación abandonada" ha dado un vuelco. Islandia ha tenido su propia revolución (más bien discreta en los mass media, pero con una repercusión importantísima), y Portugal ha tenido importantes manifestaciones de los jóvenes, que han acabado con la dimisión del primer ministro José Sócrates.
Parece ser que los jóvenes desencantados, abandonados por los políticos han retomado lo que nunca debieron perder: el poder del pueblo para gobernarse a si mismo, convirtiendose así, en el cuarto poder, desbancando a los medios de comunicación (mass media), que en los últimos años han ejercido esta posición.
¿Y el gran catalizador de todo esto?. El detonante han sido las tremendas consecuencias de la crisis económica, que como siempre acaban presionando más a los más débiles: los jóvenes. Y el catalizador: internet y la web 2.0.
Ejemplos de como la tecnología ha servido para catalizar y pregonar lo que ocurre, al margen de los intereses del estado, los hemos tenido a lo largo de los últimos 30 años. El fax nos mantuvo informados de lo que realmente ocurría en Tiananmen ; el móvil sirvió para convocar las espontaneas manifestaciones contra el PP después de los atentados del 11-m, e internet ahora ha catalizado la gran revolución del mundo árabe. No han provocado nada, pero sin las tecnologías, estos eventos no habrían ido por el mismo camino, e incluso me atrevería a decir, no hubieran sido posibles. La tecnología ha sido la gran herramienta necesaria.
¿Y en España? ¿Con un paro juvenil del 40%, y unos políticos ineptos, corruptos y totalmente divorciados de la ciudadanía, no se hace nada? En princípio España es un país que, gracias al crecimiento urbano de los años 60 y de la floreciente industria turística que se empezó a crear en los años 50, ha creado un modelo social con una clase media predominante que permitió, por ejemplo, una transición democrática pacífica y sin demasiados sobresaltos, y no debería tener los mismos problemas. Sin embargo la realidad es tozuda y acaba por imponerse. Y en este caso ha sido el divorcio entre los políticos y los ciudadanos lo que ha servido como detonante. Y este detonante tuvo nombre propio: Ley Sinde.
La revolución es España es pacífica, y tiene por nombre un "hagstag" de twitter: #nolesvotes. Esta plataforma ciudadana comenzó como una forma de oposición a los partidos que han echo posible que la Ley Sinde saliera exitosamente del parlamento: PP. PSOE y CiU. Pero con el tiempo ha ido cogiendo otro caracter. La Ley Sinde ha sido el detonante, pero lo que había por debajo era mucho, y de muchos años. Y esta generación desencantada y abandonada por una vez se ha visto representada por alguien. No se pide el voto para nadie. No se pide la abstención. Sólo que votes a quien realmente te represente, y estos no son los partidos mayoritarios.
Dicha plataforma, podría parecer minoritaria y sin importancia. Pero ya han sido varios los medios que han dicho lo mismo: hay que tenerla vigilada. Porque su fuerza ha sido creciente, y podría suponer una fuerza importante de variación sobre los votos durante las elecciones. Que para los políticos al final es lo que cuenta, los votos.
En conclusión, podemos decir que, gracias a las nuevas tecnologías, y a una generación ya harta, el cuarto poder se ha renovado y se ha convertido en quien siempre debió ser el único poder: el pueblo.
"Y porque en definitiva hay un ambiente...tenso...que si no fuera porque en España tenemos en la actualidad un clase media bastante fuerte(en la Segunda República no había clase media)...me atrevería a afirmar que aquí se hubiera liado otra "gorda"."
(el conflicto está servido)
Y no he podido sino acordarme de dicho comentario cuando empecé a ver las noticias sobre Tunez, Egipto, Yemen, Siria, Barhein... La inexistencia de clases medias, con una clase política dictatorial muy bien acomodada, ha provocado una generación de jóvenes descontentos, sin futuro, pero con mayor preparación de la que hayan tenido estos dictadores nunca. Entonces me acordé del título del segundo dísco de The Prodigy : Music for the Jilted Generation (Jilted se traduce por "dar calabazas"). Y quizá así se sentía esta generación de jóvenes árabes, como que la clase política de su país les había dado calabazas, abandonado a su suerte. Y eso debía cambiar.
Pero no sólo han sido los países árabes, con una clase política muy, pero que muy rica, y una clase trabajadora viviendo en el límite de la pobreza, donde esta "generación abandonada" ha dado un vuelco. Islandia ha tenido su propia revolución (más bien discreta en los mass media, pero con una repercusión importantísima), y Portugal ha tenido importantes manifestaciones de los jóvenes, que han acabado con la dimisión del primer ministro José Sócrates.
Parece ser que los jóvenes desencantados, abandonados por los políticos han retomado lo que nunca debieron perder: el poder del pueblo para gobernarse a si mismo, convirtiendose así, en el cuarto poder, desbancando a los medios de comunicación (mass media), que en los últimos años han ejercido esta posición.
¿Y el gran catalizador de todo esto?. El detonante han sido las tremendas consecuencias de la crisis económica, que como siempre acaban presionando más a los más débiles: los jóvenes. Y el catalizador: internet y la web 2.0.
Ejemplos de como la tecnología ha servido para catalizar y pregonar lo que ocurre, al margen de los intereses del estado, los hemos tenido a lo largo de los últimos 30 años. El fax nos mantuvo informados de lo que realmente ocurría en Tiananmen ; el móvil sirvió para convocar las espontaneas manifestaciones contra el PP después de los atentados del 11-m, e internet ahora ha catalizado la gran revolución del mundo árabe. No han provocado nada, pero sin las tecnologías, estos eventos no habrían ido por el mismo camino, e incluso me atrevería a decir, no hubieran sido posibles. La tecnología ha sido la gran herramienta necesaria.
¿Y en España? ¿Con un paro juvenil del 40%, y unos políticos ineptos, corruptos y totalmente divorciados de la ciudadanía, no se hace nada? En princípio España es un país que, gracias al crecimiento urbano de los años 60 y de la floreciente industria turística que se empezó a crear en los años 50, ha creado un modelo social con una clase media predominante que permitió, por ejemplo, una transición democrática pacífica y sin demasiados sobresaltos, y no debería tener los mismos problemas. Sin embargo la realidad es tozuda y acaba por imponerse. Y en este caso ha sido el divorcio entre los políticos y los ciudadanos lo que ha servido como detonante. Y este detonante tuvo nombre propio: Ley Sinde.
La revolución es España es pacífica, y tiene por nombre un "hagstag" de twitter: #nolesvotes. Esta plataforma ciudadana comenzó como una forma de oposición a los partidos que han echo posible que la Ley Sinde saliera exitosamente del parlamento: PP. PSOE y CiU. Pero con el tiempo ha ido cogiendo otro caracter. La Ley Sinde ha sido el detonante, pero lo que había por debajo era mucho, y de muchos años. Y esta generación desencantada y abandonada por una vez se ha visto representada por alguien. No se pide el voto para nadie. No se pide la abstención. Sólo que votes a quien realmente te represente, y estos no son los partidos mayoritarios.
Dicha plataforma, podría parecer minoritaria y sin importancia. Pero ya han sido varios los medios que han dicho lo mismo: hay que tenerla vigilada. Porque su fuerza ha sido creciente, y podría suponer una fuerza importante de variación sobre los votos durante las elecciones. Que para los políticos al final es lo que cuenta, los votos.
En conclusión, podemos decir que, gracias a las nuevas tecnologías, y a una generación ya harta, el cuarto poder se ha renovado y se ha convertido en quien siempre debió ser el único poder: el pueblo.